domingo, 29 de marzo de 2009

Sentada en el suelo



Se sentó en el suelo a pensar. La gente pasaba y la observaba, como si sentarse en el suelo fuera una conducta incorrecta. Como si sentarse en el suelo a pensar no estuviera bien. Como si pensar no fuera un comportamiento adecuado.
Y solo pensaba, ¿Cómo es que toda esta gente no se da cuenta de si todos nos sentáramos en el suelo a pensar, veríamos todo desde otra perspectiva?
Tal vez el chico de azul descubra que la chica de rojo lo esta mirando. Quizás si aquel que esta tan apurado lo hiciera, entendería que no tiene tanta prisa. O mejor, si la mujer de costosos zapatos se sentara frente a la niña que acaba de pasar descalza, entienda que no son tan importantes los zapatos. Si la niña tiene suerte vera desde aquí el sol, creo que no lo ve desde donde esta parada.
Si el señor de traje se sentara cerca del muchacho que esta haciendo malabares, o la chica de cara triste viniera a sentarse junto a mí…
Ya no seria solo una niña sentada en el piso. Ya no seria solo yo. Habría un “nosotros”.
Si todos entendieran que la política no hace daño, sino que fortalece, que nosotros hacemos la política, y no la política a nosotros… si dejara de ser esa mala palabra.
Si tan solo supieran que solo se necesitan manos que quieran tocar el cielo, el cielo estaría a nuestros pies.

sábado, 28 de marzo de 2009

Esa mala palabra



Todas las personas que ejercen la política obtienen, de una u otra forma, un beneficio. Este no es motivo para descreer de su vocación.
La habilidad de un sujeto crítico no consiste en descubrir a los mayores beneficiados de tal ejercicio, sino de vislumbrar a aquellos que consideran más importantes sus obligaciones que los réditos que estas le brindan.
Un político actúa basado en la razón. Un militante actúa basado en la razón.
Al político lo mueve el beneficio. Al militante lo mueve la pasión.