miércoles, 24 de noviembre de 2010

Enredada


Se canso de jugar a la rayuela
Y decidió probar suerte en otros bares
Para llegar al cielo sin tantos saltos.
Revolear los hielos del whisky por el aire
Y verlos caer
De nuevo
Fuera de los casilleros.

Limosnea pastillitas de colores;
Pero esconde cigarrillos
No.
¡No los fuma!
Los come a escondidas.

En su bolso hay un balero y una cuerda,
De esas para saltar.
Pasea por la taciturna plaza y frena
A comprarse un chocolate
Irritando a las monedas que había guardado
En su alcancía
Todos esos alcohólicos días
Para la cerveza.

Furiosas descansan mas tarde
Las hamacas que hicieron patíbulo.
El chocolate se funde en el barro
Los toboganes, satíricos testigos; se enderezan
Y con la cuerda de mango rosado
Teñida del frío
De algún tinto espanto
Salta por primera vez
Y respira la última.

martes, 25 de mayo de 2010

Fatídico.

Es un circo maniático;
A mi alrededor
La estulticia se ha reunido a festejar la derrota
De la razón.
No quisiera ser, quien ilógicamente pregona
Que la muerte ha de ser la bandera
Que los muertos merecen condena.
Ya no hay nada por lo que quiera agitar el estandarte
De tu cielo manchado con sangre
Solo quisiera pedirte que no grites a mi alrededor
Que mis oídos se han ensordecido con falsas quimeras.

Mi piel y tu piel se derriten
Como las brujas en noches de tempestad
Y algunos, pecando de ingenuos, insinúan, deslizan, susurran
Que no hay verdades, sino verdad.
Blasfemias de sórdido juicio
Decantan sus lenguas espinas
Desgastan eternamente, la gélida aberración de la tiranía.
Me pregunto si los gemidos que retumban
Serán de placer o dolor
De los esclavos que se sienten libertos
De los libertos extintos
O de los sordos sin voz.

Me pregunto quien defiende el suelo sin mirar el cielo.



lunes, 26 de abril de 2010

soezz*

Frente a la puerta de caoba, sentía que había estado allí parada toda la vida.
Su amiga Lisa había sido la primera en decirle que haga ese viaje. Su psicólogo, el último.
Cuando hubiera cruzado esa puerta, todos sus temores habrían desaparecido. Pero siempre ha habido un pero en las frustradas historias de amor.
Tenía sólo quince años cuando lo conoció, y quince años y medio cuando dejó que él, ese a quien no podía ni nombrar, ese que solo era “él”, hiciera sangrar su vagina sin remordimientos.
Luego de esa noche oscura, manchada de un rojo sin amor, él se esfumó en las sombras para nunca jamás reaparecer. Ella aún sentía en su entrepierna la sangre correr.
Aturdida y sin pensar, golpeó la puerta. Fue entonces cuando el tiempo se detuvo en su cabeza, y como una película, todo volvió a comenzar, quince años atrás.
Abrió los ojos y observó las paredes mugrientas de aquella pequeña habitación. Las manchas de humedad poblaban el techo, y recostada en las pegajosas sábanas –testigos de quien sabe cuantas pasiones fingidas- escuchaba el goteo intermitente de una tubería que perdía en el baño. Allí estaba él.
Ella escuchó el chirriar de la puerta; cerró los ojos instintivamente, y un momento más tarde estaba sintiendo unas manos frías, esclavas de un corazón aún más frío, que acariciaban su cuerpo en lugares que el sol no había sabido conocer.
Temblaba. No sabía si era la helada sensación dentro de ella, o el gélido vaho que manaba de ese lecho inerte; o era simplemente que aún era una niña, que estaba aterrorizada y que sólo quería correr varios kilómetros sin detenerse. Pero de pronto, ya era tarde. Había dentro de ella algo más que unos frágiles y manipuladores dedos. Podía oler el calor extendiéndose por su cuerpo, derritiendo sus senos impúberes, quemando sus pensamientos.
Finalmente, en un destello todo acabó.Quince años más tarde, la puerta se abrió lentamente, y él, como la continuación de sus pensamientos, apareció. Ella lo miró. Primero con desprecio, luego con curiosidad. Había viajado tanto para estar donde hoy estaba, había tanto camino tras ella, y tanto por delante…
“Es indispensable que vuelvas a verlo, y le cuentes el terrible dolor que te ha provocado todos estos años. Tu primera vez fue traumática, pero no quiere decir que siempre vaya a ser así. Si querés superarlo, tenés que enfrentarlo” Las palabras de su psicólogo taladraban su cráneo incesantemente. Pero el calor subía por su entrepierna, se abrazaba a su vientre, consumía sus entrañas. Las lágrimas comenzaban a suicidarse en sus mejillas empujadas por esos ojos impávidos que había marcado su existencia, y que hoy amenazaban todo su futuro.
Entonces todo fue confuso, salvaje, casi sangriento. Abusaron del éxtasis, hasta socavar cada palmo de sus cuerpos, inconclusos y faltos de amor. Como feroces bestias en celo, proferían intensos gemidos intentando acallar un moral inexistente. Ecos impronunciables narraban las acrobacias de los dos amantes, que sin amarse, desafiaban la realidad burlándose de todo aquello que podía remediarse. Infieles a sus propias convicciones, hostigaron con sorna a aquellos que se quieren bien; y en su honor se humillaron mutuamente una y otra vez, hasta caer desmayados por el insoportable y efímero placer. Un placer inocuo al que sólo ellos, seres de corazón infértil, podían dotar de algo que se asimilaba a la realidad.
Las palabras que debía pronunciar, simplemente no salieron de su boca.
Ella, nuevamente, del lado exterior de la puerta de caoba, sentía que había estado allí parada toda la vida.

lunes, 15 de marzo de 2010

otro TRISTE cumpleaños


Estaban mirando por la ventana. No hacia frio, pero sus cuerpos estaban helados.
Se habian envuelto en una vieja frazada de cuadros para engañar al frio que nacia en ellos.
Hacia un rato que timidamente se habian tomado de la mano, y ella apoyo con ternura la cabeza en su hombro.
No se miraban.
La ventana daba a un jardin sin flores; solo habia pasto y algunos arboles. Ni siquiera el limonero que empezaba a dar sus primeros frutos habia florecido. Era como si lo hubiese olvidado.
El cerro los ojos un momento. Su cuerpo continuaba frio, pero en las zonas donde su piel tocaba la de ella, hervia, y sentia como comenzaban a formarse las ampollas por el insoportable calor.
Conversaban a traves de sus manos.
Ella le contaba que habia soñado con un gorrion amarillo, que tenia miedo, y que queria comer chocolate.
El le contesto que no tenia sueños, y que ya no podia comer chocolate.
Tenia miedo.
El abrio los ojos poco a poco. De su boca no salieron palabras. Ella estaba ya muy cerca, tan cerca... demasiado cerca.
Se oyo la bocina de un tren.
El se deshizo en un sonido.
Ella no lloro.

lunes, 1 de marzo de 2010

looser



Hay días en los que solo quiero bajar los brazos y rendirme de una vez por todas. El mundo complotado en mi contra me aplasta como a una insignificante hormiga bajo dos toneladas de concreto. Con mis ultimas fuerzas respiro, estoy lista para tirar la toalla; y ahí apareces vos, con tu asquerosa expresion de decepcion, a decirme que tengo que seguir. Y yo, con mi cara de escéptica insufrible (y con no pocas ganas de mandarte a masticar pasto de una patada en alguna parte de tu cuerpo) te pregunto para que. ¿Para esperar de pie la próxima caída?
Ese discurso cursi de la autosuperación, enfrentar el destino y superar las adversidades, le podrá haber dado resultados a Maradona, pero, por si no te diste cuenta, no, no soy Maradona.
Solo quiero rendirme y descansar. Déjame, déjame que abandone. Ya perdí mi objetivo. Quiero quebrarme y descansar, como una patética perdedora, pero descansar al fin.

martes, 9 de febrero de 2010

Siempre *


Te extraño a todas horas y no quiero verte. La mayoría del tiempo prefiero extrañarte. Me da miedo romperte, quebrarte, desgastarte.
Me aterra querer poseerte. Me aterra amarte.
Me siento débil a veces, y vulnerable. Pero no cuando estoy con vos.
Me siento extraña al tocarte, y mucho mas al desearte.
Tus caricias me estremecen, me provocan…me deshacen. Me confunden.
Y por más que lo intente ya no logro pensar, deducir, entender. Porque lo que siento no se piensa.
Y a veces creo que puedo estar sin vos, y a veces creo que no. Y me pregunto tantas cosas que no puedo responder. Y me respondo tantas cosas que jamás me pregunte.
Y me suena en la cabeza una canción…
Y es que tanto tiempo pasamos, descubriéndonos; que conozco de memoria tus defectos y virtudes, tus miedos, tus sueños…tus deseos. Es raro pensar que hoy soy parte de ellos.
Y necesito que me digas que estas ahí. Pero se que no podes estar siempre.
Y se que “siempre” es demasiado tiempo para los dos.

sábado, 16 de enero de 2010

Rosa rococó


Cuando sus labios se derrumbaban poco a poco más abajo de mi espalda, sus manos, como intrépidos arácnidos tejían telarañas.
Y yo, oculta en mi mirada, corroida, murmuraba sin pensar. La locura era el placer de continuar.
Despertamos vestidos el uno con el otro.
Nos miramos.
Nos besamos.
Y por un instante en el mundo no existió el dolor.
Volviendo a casa puso en mis manos una rosa rococó.