miércoles, 24 de noviembre de 2010

Enredada


Se canso de jugar a la rayuela
Y decidió probar suerte en otros bares
Para llegar al cielo sin tantos saltos.
Revolear los hielos del whisky por el aire
Y verlos caer
De nuevo
Fuera de los casilleros.

Limosnea pastillitas de colores;
Pero esconde cigarrillos
No.
¡No los fuma!
Los come a escondidas.

En su bolso hay un balero y una cuerda,
De esas para saltar.
Pasea por la taciturna plaza y frena
A comprarse un chocolate
Irritando a las monedas que había guardado
En su alcancía
Todos esos alcohólicos días
Para la cerveza.

Furiosas descansan mas tarde
Las hamacas que hicieron patíbulo.
El chocolate se funde en el barro
Los toboganes, satíricos testigos; se enderezan
Y con la cuerda de mango rosado
Teñida del frío
De algún tinto espanto
Salta por primera vez
Y respira la última.

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